
Nos hace especial ilusión contar que Cinco Días ha publicado un reportaje sobre la nueva ola de inversión en la Costa Brava, en el que Jordi Mercader, nuestro Managing Partner en BARNES Costa Brava, aparece como referencia del sector. El artículo pone foco en un fenómeno que vemos cada semana en visitas, análisis y cierres: familias e inversores europeos y estadounidenses están transformando masías y casas singulares del Baix Empordà y del interior de Girona en hoteles boutique y proyectos de hospitality de escala humana.
Qué está pasando (y por qué ahora)
La Costa Brava llevaba años siendo un “secreto a voces” entre quienes buscan naturaleza, cultura, gastronomía y mar sin masificación. Tras la consolidación del turismo experiencial y el auge del viaje slow, ha crecido el interés por activos con identidad: masías, casas de pueblo con patio, antiguas casas señoriales o pequeñas fincas con historia. Para el comprador internacional, el valor no se mide solo en metros, sino en relato, paisaje y autenticidad. Y para el inversor, la ecuación reside en posicionamiento boutique: pocas habitaciones, arquitectura cuidada, bienestar, enogastronomía y conexión con el territorio.
De vivienda icónica a activo hotelero: la reconversión inteligente
El salto de una masía de lujo a un hotel boutique rentable no es automático. Desde BARNES ayudamos a itinerar el activo:
Este trabajo previo permite reducir riesgo, orientar la inversión y maximizar la rentabilidad ajustada a la singularidad del activo.
Dónde se mueve la demanda
Vemos tres vectores claros:
Quién está comprando y con qué estrategia
El comprador internacional —principalmente europeo y un creciente número de estadounidenses— busca propiedad con alma y plantea dos rutas:
El comprador nacional entra con fuerza en segundas residencias premium con potencial de uso mixto (familiar + alquiler de larga estancia con servicios), y algunos evolucionan hacia microhospitalidad (5–12 llaves) cuando la micro-localización y la normativa acompañan.
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